viernes, 27 de noviembre de 2009

Escena de caza

Tengo casi cuatro meses de vuelta en el campo de batalla, ya pasé por todas las fases post ruptura: negación maníaca del dolor, desintoxicación, depresión (la que no duró mucho por cierto), luego algunas lesiones en el campo por falta de práctica, pero finalmente esta huevada es como montar bicicleta, nunca se olvida.

Y con más experiencia, una mejor posición económica, los músculos endurecidos por el gimnasio y el cinismo frente al amor como bandera, este juego se me volvió simple, divertidísimo, excitante, podía jugar de igual a igual con cualquier "oponente" que se me cruzaba en el camino y salía bien librada, nos divertíamos, hasta donde nos daba la piel, y luego cada uno su camino, pero claro nos quedábamos un poco gravitando en la órbita del otro, una llamada de vez en cuando, un encuentro casual en algún bar, otra vez a la cama y luego otra vez a la órbita, sin problemas.

Además, valgan verdades, desde que apareció el novio de la infancia, como que la valla estuvo muy alta, entonces estaba complicado que alguien me llenara la alforja, la tenía completamente llena, copada, feliz con nuestro idilio cibernético, con nuestro encuentro siempre pendiente, entre cerca y lejos, compartiendo la vida cada uno en su espacio y a su manera, pero con la promesa de vernos pronto, de amarnos pronto, de amarnos siempre no importa con quien ande él, no importa con quién ande yo.

Pero el novio de la infancia y yo tuvimos un break, de comunicarnos todos los días y a toda hora, intercambiar fotos, frases dulces, envíos de rosas y la adrenalina de "casi encuentro el pasaje para ir a verte", pasamos a cero comunicación, por motivos n, de hecho retomamos con fuerza, pero en el tiempo de su desaparición, la sequía fue grande. Por ahí hubo un envío de un mensajito, como un caramelito para el bajón de azúcar y que no me desmaye mientras aparece. Engullí el caramelito, pero el azúcar aún seguía baja.

En ese escenario, decidí que era tiempo de airearme un poco y ante una prolongada etapa de cero sexo con nadie (cuatro o cinco semanas desde que apareció el novio) dije, "es tiempo de mimar a este cuerpito". Pero no quería nada antiguo, sino algo diferente, empezar el flirt desde cero, quería un poco de coqueteo, de seducción pero sobretodo, quería carne nueva.

El santo del gordo, mi pata el gordo, era la ocasión ideal para salir de cacería y así lo hice.

Llegué regia, apretadita, con la piel exfoliada, exudando sexo por los poros, podía notar el resultado en el aire. Había material para escoger, no mucho, pero digamos que se podía hacer algo interesante. Sin embargo no me decidía a dar el paso inicial, de hecho el paso lo dieron algunos pero por más que busqué no encontré la química y no quería irme con alguien que sólo me gustara, quería fuegos artificiales, y hasta ese momento todo eran unas tímidas chispitas.

Ninguno de ellos pasaba de la atracción física, so, seguí esperando a que aparezca el indicado. La noche avanzaba y la cosa no mejoraba, aún no encontraba esa mirada que me dijera "éste es" . El gordo y todos sus amigos ya se habían emborrachado y yo andaba por el mismo camino, a punto de irme sola a mi casa, porque no me iba a ir con menos de lo que me había trazado como meta.

De repente pasó, lo vi, caminando solo, directo al fondo del bar, yo lo vi y ya no me pude despegar de él, mi mirada lo cogió, casi lo capturó, él me miró casi reaccionando a semejante invasión, nos miramos, y la emoción iba en crecimiento, hasta llegar a un punto crítico en que la mirada no bastaba y había que decir algo, pero se perdió entre la gente, y me propuse no dejarlo ir, yo te gusto, tú me gustas, si tú no hablas lo hago yo.

Esperé paciente y sigilosa como un puma espera a su presa agazapado entre la maleza (los amigos del gordo), en eso salió, allí estaba otra vez, mi mirada fue la flecha, se la clavé y no lo iba a soltar, él continuó mirándome y yo murmuré alguna frase tímida producto de mi paroxismo visual, imagino que él no entendió lo que dije, ni yo lo recuerdo, sólo me vio mover los labios. Entonces se acercó y yo a él, ambos al mismo tiempo.

Protocolo de rigor, cómo te llamas con quién viniste, que haces, al punto: "estoy con unos amigos, nos vamos al centro, vienes?" "claro" dijo él, "cazado!"dije yo.

Le presenté al gordo y le dije que era su cumple, el gordo sacó su alma de proxeneta y pidió una chela, yo me horroricé, pero El, todo lindo, dulce, espontáneo, juguetón, como me gustan los hombres dijo "es su cumpleaños, vamos a comprarle la chela" me cogió de la mano y fuimos a la barra, "perfecto, esto está buenisimo".

Nos sentamos a un lado, lejos de la manada que ya estaba en trance por el alcohol y algo de The doors, conversamos un poco de cualquier huevada y luego vino la negociación. "¿Qué tal si no vamos con tus amigos al centro y nos vamos a mi depa?" preguntó El. "No sé, es el santo de mi mejor amigo", "Tengo una mesa de billar", "Ok vao", la negociación más corta de mi vida (bueno, casi la más corta).

Me seducen las mesas de billar, me seducen en el depa de alguien, me seducía él y bueno sorry gordis, la necesidad es hereje, so lets go.

Nos despedimos, salimos rumbo a comprar chelas, condones y a jugar en la mesa, con las billas o con lo que fuera.

En el depa todo fluyó mostro, tomamos un poco, escuchamos música, desalojamos a su perra del cuarto (una perra de verdad por si acaso) y bueno al punto. El asunto estuvo de regular a bueno, o sea nada de fuegos artificiales, pero digamos que la situación completa, desde el primer contacto fue rebuena, fumamos un poco de marihuana, yo sólo un toque porque con el alcohol me juega malas pasadas, pero me puso lo suficiente como para disfrutarlo con más intensidad, nos quedamos dormidos.

Al dia siguiente, me tenia que ir porque tenia un par de reus desde temprano, preguntó si me podia quedar, eso me gustó pero no podía, quedamos de que me llamaria más tarde para ver si nos juntábamos.

No le crei mucho y no me importaba, hasta ahí para mí era un polvo eventual y punto. De hecho, no me queria dar su celu, sólo me pidió el mío, mi suspicacia le hizo confesar que andaba con novia, mejor dije, la situacion es mas sexy aún y también más eventual.

Me fui a lo mío, aún un poco ebria, aún con su sabor en la boca. Segui embriagándome en esta reu, estaba casi casi de boleto, a cierta hora ya no jalaba más, me fui a mi casa y en el camino, me llamó. Genial. "Te busco en tu casa más tarde", "Perfecto lleva vino, condones y marihuana, cáete a eso de las nueve".

Dormí un poco, llegó puntual, y comenzó la faena, estuvimos todo el fin de semana. Comimos, chupamos, fumamos, tiramos, nos gastamos las dos cajas de condones, de hecho el domingo tuvimos que comprar una más. ¿Nueve polvos ? Casi, algunos condones se desecharon luego de tanto uso, sin necesariamente tener un final. Yo tuve como cincuenta orgasmos. 28 añitos, excelente performance. Ahora sí hubo fuegos artificiales!

Nos dormimos tarde el sábado, el domingo la pasamos juntos, fuimos a comer, a comprar algunas huevadas para mi casa, me regalo una velita, no es un tierno? Y luego volvimos a seguirla.

Pero todo este trance que pareciera sólo de sexo desenfrenado, no fue sólo eso, hubo mucho cariño, muchos mimos, mucho dormir abrazados, algún "seria tan fácil enamorarme de ti" o "me gustas tanto" , y cada una de sus palabras, de sus gestos, de sus caricias, se iban acomodando dentro mio.

"Ok querida cuidado", me dije a mí misma en algún momento en que sus brazos me atraparon cuando intenté moverme de la cama, esto es una dosis muy fuerte que te puede volver adicta en una, ¿a mí? ¿la canchera?, ni cagando, mañana me olvido de este huevón, de este huevón adorable, que esta guapisimo, que es un cague de risa, que tira buenazo, que es super tierno, que se rie de todo, que camina conmigo de la mano por la calle, que me abraza a cada rato, que le encanta mi piel, que le encanta mi olor, que me seduce, que me engrie, ¿ya dije que tira buenazo?, sí seguro que mañana me olvido de este huevón.

Pero hubo acá algunos errores de cálculo. Este tío es exactamente el tipo del que me enamoraria sin pensarlo. En otro momento de mi vida y con menos cordura de la que tengo hoy, me hubiera enamorado de él en una, bueno, me hubiera ilusionado como una cojuda y hubiera creido que es amor, que para efectos prácticos es lo mismo.

La mañana del lunes llegó y se fue, con la condición de que lo llame o lo mensajee, de que nos veamos en la semana, de que cuando esté en Cusco (porque tuve que ir a Cusco de nuevo por chamba) no me olvide de él y lo llame, hasta con su cuota de celos vino el paquete, reina estaba yo.

El lunes lo llamé, hablamos un rato, la cosa por teléfono siempre es más fría, además sin alcohol y sin marihuana el amor se evapora no? Yo estaba impregnada de él, y me jodia el cambio de ritmo, quedé de llamarlo en la noche. Lo hice, tenía apagado el cel, mierda, seguro llegó la novia que andaba de viaje.

Al día siquiente intenté llamarlo y el cel apagado igual, todo el dia, de hecho lo perdió, le mandé un mensaje al hot, ok sorry nena pero esto ya está pasando a un tono más oscuro.

Todo el fucking martes medio triste, sin una puta llamada, la madrugada del jueves viajaba a Cusco, se supone que nos veriamos antes de que yo viaje, el martes tuve pesadillas, soñé que habia fantasmas en mi casa, que habian invadido mi fortin, me senti amenazada vulnerada, dormi hasta el culo, con el cel y el fijo al lado por si en algún momento llamaba, entró una llamada a las cuatro de la mañana era el taxi que me iba a llevar al aeropuerto, se huevearon en la oficina y lo pidieron un día antes, entre sueños pensé que era él, a las 7 de la mañana, otra llamada, pálpitos acelerados, era la directora del colegio de mi sobrina, puta madre.

Me desperté con una ojeras inconmensurables, fui a la chamba, bajoneada, triste, angustiada, mierda, no me jode que algún tire eventual desaparezca, pero este huevón super lindo se pasó el fin de semana entero conmigo y fue increible. Cedí demasiado, calculé mal.

Dos de la tarde en punto, terapia con CB, mi psicóloga, escudriñamos el asunto, fantasmas de abandono vinieron desde mi  niñez, rabia y frustración por la endulzada y la desaparición, por la agarrada de huevona. A la pendejaza, el pendejo y medio la cagó.

Sali restablecida, poniendo al fantasma en su lugar, pero aún con la bronca de que no me llame más, carajo Marita, sólo es un dia, pues es suficiente para mi, si yo quiero llamarlo a cada rato, el deberia querer lo mismo, los fantasmas de abandono junto con el orgullo herido y la humillacion adportas, resultado: coctel amargo y fulminante aún para la estabilidad más fría y arrogante. Además, claro, siendo sincera, extrañaba el buen sexo.

Yo todo el tiempo sabía que él no era un prospecto ni cagando, me transmitía la sensación de ser muy volátil, voluble, evaporable en realidad, etéreo, inestable, así que por más lindo que la pasáramos, haciendo las matemáticas, el huevón hubiera sido la pareja ideal en el país de las maravillas, pero ni cagando en la realidad. Además, con lo vulnerable que me dejó tras su desaparición repentina luego de casi jurarme amor eterno, yo estaba en una situación complicada.

Pero aún quedaba un cartucho por quemar, yo seré quien cierre la puerta y apague la luz, vanidad, el pecado favorito del demonio, asi que lo llamé y finalmente contestó.

El como si nada, yo tuve una sesión completa con la terapeuta hablando de este huevón y él como si nada, "voy a tu casa en la noche", "ok, dale". Pensé, tengo dos opciones o lo choteo ahorita en una, porque ya tenia un compromiso con uno de mis mejores amigos, o lo metia de nuevo a mi cama y exhorcizaba el demonio, con el riesgo de que el demonio tomara completa posesión de mi cuerpo y alma.

Me la juego. Llegó puntual, entre besos tiernos, reclamos caletas por la desaparición, disculpas dulces por haber "desaparecido" dos días, nos fuimos a la cama, dos polvos magistrales, y luego la despedida.

¿Piensas en mi cuando estes en cusco? Por supuesto. ¿Me llamas? De todas maneras. ¿Nos vemos cuando vuelvas? Por supuesto.

Dormi como un bebe, viajé a Cusco y mientras estuve de viaje de hecho que pensé en él, pero tomé distancia, tuve por ahí algunos flirts interesantes y sentí que la situación estaba manejadaza, él en su lugar, fuera de mi fortin, a la mano para cualquier necesidad, lindo como es, con un estatus diferente ahora, sentí que había recuperado el control, tengo un back up de puta madre, mis sentimientos están en su lugar y él también.

Volví a Lima, con demasiado alcohol en el organismo luego de cinco noches en Cusco, soroche de bajada, un cansancio impresionante (me digo esto a mí misma, para no perder de vista los efectos de todo este coctel en el organismo) y luego de organizar mi vida en la oficina, lo llamé, sí, lo llamé apenas llegué a mi casa.

"Ya estás en Lima?" "Sí, me vienes a hacer unos masajitos?" "Voy a verte a la hora del almuerzo". Yo vine extremadamente cachonda de Cusco, porque por ahí que hubo algún encuentro medio inconcluso, so necesitaba un buen polvo, pero no quería verlo solo por eso, queria verlo simplemente, estar con él, hasta le traje un regalo (estaba cagadaza).

Así que me alisté y llegó, casi lo violé, lo hicimos tres veces en menos de una hora, el sol encima nuestro, el calor, la bulla abajo de la calle, de los niños que salían del jardín de niños que hay en el primer piso de mi casa, verlo a plena luz del día, hacerlo sin alcohol, sin marihuana, con el deseo contenido todo el tiempo de quitarnos el condón y de sentir nuestra piel directamente, la situación era como él, una fantasía bizarra. Fue demasiado otra vez.

Y entre líneas como siempre las palabras dulces, tiernas, la constante posibilidad de podernos enamorar. Enamorar, esa palabra que ya casi habia salido de mi vocabulario. Esa palabra horrorosa, que casi me daba náuseas pronunciar, de repente se colaba entre nosotros cuando nos mirábamos a los ojos.

Se fue de mi casa, con la idea de vernos esa noche o la siguiente, yo con su sabor y su olor en mi piel, en mi boca, en todos mis sentidos. Esperando volver a verlo.

No lo vi más, cuatro días después del útlimo encuentro me llamó temprano para vernos, yo ya tenía planes pero había la posibilidad de vernos más tarde. Lo llamé en la noche, y dio la estúpida estocada, un quiebre de timón aparentemente sin razón. Me canceló por la novia, esa novia que aún no sé si existe.

Tengo miles de hipótesis en la cabeza, una más incoherente que la otra, y prefiero creer que no soportó mi libertad, que tal vez yo para él también era un riesgo, que así como yo, él también sintió miedo. Su orgullo y su miedo fueron más fuertes que su deseo de estar conmigo, su juego es tal vez más controlado, más frío, más calculado. Esta vez me cazaron.

Hoy a duras penas me escapo de la trampa, herida, magullada, dolida, rabiosa. Estoy refugiada en mi huarida, lamiéndome las heridas, con las manos vacías, con el deseo en la piel, con la furia y el deseo de venganza. No lo consumaré, pero tengo tantas ganas de devolverle el golpe, lo peor es que tal vez no tenga oportunidad de hacerlo.

Me repongo, esperando el momento de volver a cazar, de volver al campo de juego. Y aunque siento rabia, no puedo negar que hacía tiempo no saboreaba el placer de algo muy parecido a un sentimiento. Me ha costado aceptarlo, pero todo hace parecer que aún no me he convertido en piedra.

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