miércoles, 2 de septiembre de 2009

(Sin) Daños colaterales

No estaba pensando en nada, absolutamente en nada. Sólo decidí tomar un camino y avanzar a través de él, sin mirar hacia los costados, sin mirar hacia atrás, sin mirar hacia adelante. Sin escuchar ninguna voz, mía o ajena. Sólo decidí avanzar.

No pensé en el dolor de nadie más, ni tampoco en la felicidad, toda mi vida he pensado en los demás, ya no quiero hacerlo.

No quiero pensar si se me pasó la mano, no quiero pensar si alguien sale lastimado, porque de un tiempo a esta parte cada uno está por su cuenta, cada quien ve por su pellejo y ve cómo respira.

Creo que a estas alturas de mi vida ya no me queda mucha sensibilidad en la piel, el corazón se te vuelve un poco más duro porque la sensibilidad te cuesta, te pasa factura, lágrimas de lágrimas, arrugas que se acumulan, ojeras interminables y oscuridad en la mirada.

Sí, estoy viva, estoy por mi cuenta, estoy donde quiero estar, sin rumbo aparente, sin norte, sin bandera, y no me voy a disculpar por eso.

Lamento mucho el dolor que pueda causar, pero yo no soy más responsable de lo que otros sienten, ya levanté durante mucho tiempo ese peso, y simplemente no quiero hacerlo más.

Sé que esto traerá consecuencias, pero estoy con el cuchillo en la boca, atravesando la jungla, casi sin miedo a lo que pueda encontrar, sé que puedo encontrar la muerte, sé que puedo encontrar más dolor, pero no me voy a detener por eso, mi vida empieza a moverse al fin, a avanzar , el horizonte está despejado, limpio, sereno, no se avisora nada, sólo el espacio vacío y por primera vez en mi vida, no le tengo miedo.

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