sábado, 12 de septiembre de 2009

Aquí vamos de nuevo....

Hasta que el caballo no te bota más dice el sabio filósofo Pedrito Suárez Vértiz y la frase nos queda perfecta para la última reflexión facebooksiana con mi querida amiga borrego, a quien dedicaré un post proximamente.

Yo en Arequipa atravesándome un trío en el ekeko, serenos, aun no empieza el sexo, es carne de avestruz, alpaca y res, una delicia.

Bueno, a la distancia hacíamos un poco el recuento de lo que había sido nuestra vida amorosa desde que tenemos edad de merecer. Y el panorama se equilibra entre lo patético y lo deprimente.

O sea, no voy a hablar mal de mis ex, menos del último, sería mezquina y una mierda (aunque ese título ya me lo he ganado por otro tipo de excesos, en fin), el asunto es que no voy a hablar en específico, así que nadie se me ofenda.

En general, valgan verdades, nuestro chip para la elección del consorte, podría atreverme a decir, está un poquito defectuoso, es decir tiene algunas fallas de origen, que en ocasiones nos han hecho perder el paso, y en otras, las más, darnos de cacharro contra el pavimento.

Y no sólo nosotras, la lista de amigas con elecciones fallidas es longa, extensa, vergonzosamente larga.

Tal vez alguien me podrá decir, los hombres también se equivocan, es más ustedes pueden haber sido perfectamente errores de muchos, mmmmm, la verdad no creo, y si así fuera, no creo que les dé mucho el criterio ni las ganas maduras, reflexivas, masocas por qué no, que tenemos las mujeres de sentarnos a mirar cómo quedó el campo de batalla al término de la guerra, cuál es el saldo final, y resolver finalmente cuánto perdimos en la última, últimas o todas las relaciones que tuvimos.

Pero ojo, este ritual clásico de nosotras en que nos reunimos cual aquelarre a descuartizar simbólicamente a la víctima de turno, es en realidad, un acto reivindicatorio que entraña un inconmensurable placer, por que claro, salimos disparadas como tapón de olla a presión a pedirle a la vida que nos devuelva el tiempo perdido, a comernos el mundo en busca del príncipe azul que nos haga reinas por una noche o varias por qué no, sin ningún sentimiento de culpa y ninguna falsa moral, o sea estamos con licencia para matar (literalmente en algunos casos).

Somos las victimas que merecemos se nos repare emocional y fisicamente por haber perdido nuestro valioso tiempo al lado de algun galifardo, que se pasó de pendejo con nosotras, se despacho a sus ansias, con nuestro cuerpo, nuestros sentimientos, nuestras emociones y a veces (oh por dios, esto va a doler) con nuestros bolsillos.

Ah por favor, no vayan a pensar que andamos por ahí buscando una desilusión tras otra porque son lindas las decepciones y es mostro rajar con las amigas con un buen pisco y otras hierbas: "chicas me volvieron a cagar, hay que chupar y matarnos de la risa" o "excelente, la cagué una vez más celebremos", no tampoco, este descuartizamiento es una mínima compensación por tiempo de servicios, que nosotras mismas tenemos que agenciarnos, porque nadie más lo va a hacer.

Así que vámonos por partes como dijo frankie.

Cuál es la dinámica subyacente? (Hoy estoy más psicóloga que nunca, así que se me aguantan. Empecemos por los perfiles, los nuestros, les digo de verdad que la mayoría somos carentes de una figura paterna ya sea física o emocionalmente, es decir, el viejo brilla por su ausencia o su falencia para dar afecto, soporte, respeto, algunas tenemos el viejo de adorno y otras simplemente no lo tenemos. A eso me refería con las fallas de origen (o sea más o menos chequeen lo mal que escogieron nuestras viejas).

Entonces salimos al mundo buscando a quien "rellene" (en el sentido estricto del término) ese espacio, pero salimos buscando al mismo tiempo reparar la figura, entonces encontramos hombres que no terminaron de crecer, pueden tener cualquier edad, pero emocionalmente son unos niños, y no son mala gente (la mayoría ah, porque a cada una le puedo contar por lo menos un psicópata, con cero sentimientos y una madre monstruosa), pero nos hacen la vida añicos mientras nosotras buscamos repararlos pero al mismo tiempo queremos que sean lo suficientemente maduros, estables, robustos y sólidos para que nos sostengan, nos cuiden, nos mimem, nos amen y nos hagan sentir una reinas. O sea peras al olmo.

Quiénes son los sujetos en mención, repasemos sus perfiles:

El pasivo, ese que siente que el maná lloverá del cielo. Mientras nosotras nos queremos comer el mundo, ellos están pensando que las cosas ocurren como por arte de magia y si no ocurren normal no más, no tienen claro qué van a hacer en la vida y mientras eso, nosotras los vamos enrumbando, aconsejando, dándoles fuerza, apoyo, para que encuentren su camino, logren sus metas, y claro, estén a la altura de nosotras y puedan suplir todas nuestras necesidades emocionales, porque las económicas, nosotras papito, de ti dependeré emocionalmente pero jamás económicamente, porque soy una mujer independiente. Genial nuestra concepción de independencia.

A este huevón, hay que llevarlo de la mano a todos lados, porque jamás tendrá iniciativa para nada, nunca te sorprende con nada, su deporte favorito es sentarse a ver tele, con una chela en la mano y tú en la otra, muda por supuesto, porque su mundo interno es tan inerte que al exterior tú no debes funcionar más que como una muñeca de plástico. Y si le reclamas algo, ja, olvídate, o estás loca o peor aún, bajan la cabeza, se sienten más miserables y no mueven un puto dedo por salir de ese estado patético.

Sigue el patán, sí ya sé que todos entran en esa categoría, pero no, éste es el patán de patanes, el hijo de puta que cree que nosotras nos sacamos la lotería con él, típicos hijitos de mamá y de papá muchas veces, al que nunca le dijeron no a nada, tú te lo mereces todo, después de Dios tú y eso, que creo que están a la par.

Estos pobres cojudos nos tratan como una zapatilla y nos hacen extensiones de sus fallidos padres, y claro, como nosotras somos superpoderosas, vamos a cambiarlos a ellos y a toda su parentela y desterraremos del mundo esa raza maldita, entonces fuaz enganchamos no más. Al principio les consentimos todo, como a niñitos, con paciencia, con ternura, porque, en el fondo son buenos, y nos quieren y sabemos que van a cambiar, y no son así porque quieran, ellos luchan contra sus demonios, y nosotras los vamos a ayudar a exhorcizarlos.

Nos repetimos eso todas las veces que nos mandan a la mierda, revientan con nosotros por tonterías y no tienen ni un mínimo detalle ni siquiera en nuestro cumpleaños, porque obvio no lo recuerdan, ya ok, lo recuerdan thats it, no le pidas nada más en todo el año, aniversario? de quien? nuestro rehuevon!, ah de veras, ya, que quieres que hagamos? aggggggggggg!

Sé que está de más mencionarlo, porque es el que más abunda, y ya hasta da flojera hablar de él, pero existe pues: el pendejo, el bacán, el que te miente y te saca la vuelta cuantas veces le da la gana pero siempre viene perfumadísimo y con una cara de yo no fui, haciéndote sentir una diosa, y en un ratito estás encamada con él olvidando tus tan bien fundadas sospechas y tus hallazgos detectivescos conseguidos a través de la ayuda de un buen hacker o de alguna amiga con mucha imaginación y pocos escrúpulos que es capaz de perseguirlo y hasta tomarle fotos, entre sus brazos y cuando estás templada no hay prueba ni raciocinio que valga, "porque yo.... le creo!!".

Luego está el mojigato, el lorna aburridazo, reprimido, con una moral recta como el sable atravesado que define su postura en el mundo. El que se sorprende si le propones hacer alguna pose que implique el uso de otro orificio que el regular, ah no, eso es de putas (sonamos), cero fiestas, cero vacilón, todo son comidas con la familia y su máxima diversión es el cumple del abuelo o abuela, es insufriblemente parco para vestirse, su alta y estricta moral raya en lo patológico, sus modos de hablar son ridículamente ceremoniosos, pero claro, alguien me dirá, "oye eso no es tan malo", wait, su madre es lo más sacrosanto sobre la faz de la tierra, éste es el que cree que nació de una probeta, porque a su vieja nadie la ha tocado ni con el pensamiento, ella está por encima de todas las cosas, es la virgen maría encarnada, y por ende tú al costado de ella eres poco más que un moco, si está contigo es porque bueno, eres lo más cercano (eso cree él) que encontrará a su madre y ojo, cercano es un eufemismo, en realidad con alguien tiene que reproducirse y darle nietos a la vieja, además no vayan a pensar que es cabro, entonces tú más o menos llegas a su vida, al principio idealizada y poco a poco, vas descendiendo a algunos metros bajo el suelo porque eres una sucia e impía que tuvo el mal hado de cruzarse en el camino de él y "le hubiera hecho caso a mi madre cuando me dijo que... bla bla bla". Porque atención a esto, que este pelmazo sea así no es gratuito, la vieja con su cara de cojuda te odia, porque nada ni nadie jamás estará a la altura de su querubín.

Sé hay muchos más, la lista es larga y los perfiles no son tan puros, es lo peor, encuentras cocteles con algún aspecto más acentuado que otro.

El asunto es que nos hemos topado con estos tíos casi siempre, ojo que por ahí hubo alguno regio buena onda con el que fácil la hacíamos linda, pero seguro o fue un vacilón o, como no estaba retorcidito, no activó nuestros sensores.

Y es que al final es eso, nos los buscamos así, tenemos unos sensores sofisticadísimos para detectar a estos tíos, y engancharnos al toque para repetir el ciclo.

Sin embargo, serenas niñas, como dije al inicio del post, llega un momento en que el caballo no te bota más, tener la capacidad de reconocer que la estamos cagando en grande es un buen avance, como los alcohólicos: "mi nombre es marita y soy adicta a las relaciones fallidas", primer gran paso, hito en mi carrera autodestructiva, giro de timón.

Qué viene después, supongo que detectar a estos compadres más temprano que tarde, o sea, por ahora meternos con todos los huevones que no nos gustan, porque de hecho si alguien nos gusta debe estar medio cagado....

Con el tiempo, espero antes de los 40, habrán cambiado las coordenadas de nuesto radar (sorry si estoy hablando rocas, pero me entienden la figura no?) y aprenderemos a escoger mejor.

O tal vez no, pero por lo menos no nos frustraremos tanto, no invertiremos tanto tiempo en una relación que no vale la pena, entraremos, sacaremos lo que nos sirva, y nos arrancaremos no más, a ver qué otra experiencia encontramos en el camino.

Por lo menos a mí eso me funciona por ahora, vamos a ver cuánto me dura el jueguito, rescato que últimamente, sólo me quedo con la parte en que soy tratada con honores, el resto lo desecho.

Y como ven, los que me ven, ando con una sonrisa de oreja a oreja.

1 comentario:

  1. No creo que la solución al tema sea meterte con todos los huevones que no te gustan, mas bien creo que ahora que sabes que los huevones que te gustan están cagados de alguna forma, deben dejar de gustarte,
    y a los huevones que no te gustan que escojeras cuando te lleguen a gustar igual se van a volver defectuosos porque ustedes nunca están conformes con lo que tienen.
    Pero al final creo que todo se define en una frase que alguien me dijo, "TODOS LOS HOMBRES SON UNOS PERROS, PERO TODAS LAS MUJERES ESTAN LOCAS"

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